Sobre mí
Me he formado como terapeuta en Biografía Humana y periodista. Mi pasión es acompañar procesos de indagación personal para ayudar a mis consultantes a lograr una vida más plena, libre y amorosa. He podido comprobar en múltiples casos cómo nuestras infancias, a menudo negadas y olvidadas, guardan las claves que nos permiten entender nuestro presente.
Al tomar conciencia de lo que experimentamos desde el punto de vista de la niñ@ que fuimos podemos entender por qué hoy nos pasa lo que nos pasa. Y con esta conciencia podemos empezar a liberarnos de los miedos, automáticos emocionales y violencias que nos impiden desplegar nuestro potencial. Cada vida es única. Y para poder encontrarle sentido, merece ser comprendida.
A continuación resumo mi trayectoria profesional y el proceso interior que me permitió empezar a vivir en línea con lo que siento.
Estudié Periodismo en la Carlos III de Madrid, y mientras tanto empecé a asomarme a la realidad empresarial en El Comercio y en la sede territorial de TVE en Asturias. Luego vino mi primer trabajo como periodista, en el equipo de Informativos de la SER en Gijón. Trabajé también en una productora de informativos para la TPA. Además tuve otros trabajos: vendedora de jabones, azafata de congresos, correctora de guías turísticas y responsable de comunicación de un partido que quería mantener la alcaldía de un pueblo. Hasta que tuve noticia de un trabajo en una fundación relacionada con la ciencia para el que se pedía un periodista y que parecía demasiado bonito para ser verdad.
Conseguí aquel trabajo de ciencia, casi ficción de tan bueno que me pareció. Allí tuve la oportunidad de conocer a l@s investigador@s que con su trabajo construyen la I+D+i en Asturias. Mantuve entrevistas con buena parte de la comunidad científica asturiana y difundí sus hallazgos en medios de comunicación regionales (especialmente en La Nueva España y La Voz de Asturias) y nacionales (como corresponsal de la Agencia SINC y ocasionalmente en grandes medios generalistas). También formé a investigadores en técnicas de comunicación e hice muchas otras cosas.
Había llegado a buen puerto, y en él me mantuve ocho años. Pero el viento comenzó a soplar y me decidí a no ignorarlo. Sentía el fuerte deseo de tener un hijo, y de poder vivir la maternidad a fuego lento. Antes de quedarme embarazada sabía que pediría una excedencia por maternidad para poder acompañar a mi bebé. Y así fue gracias al apoyo del padre de mi hijo y compañero.
Una maternidad transformadora
Estar embarazada fue una de las mejores etapas de mi vida. Y vino el parto. Un parto en la intimidad del hogar. Y fueron tres días. Tres días con sus noches para confrontarme con mis miedos sin fondo. Y fue encontrar en una llamada telefónica a la mujer con quien desde hacía años venía trabajando mi interior el apoyo emocional que necesitaba para poder confiar.
Yo, que no fui parida, sino arrancada por cesárea del vientre de mi madre el día que decidió un señor de bata blanca, que me encontré sin el apoyo presente de una mujer sabia y experta en estos pasajes de la vida, pude dejar que mi cuerpo se tomase el tiempo necesario para acceder a la memoria de la especie y pude alumbrar a mi hijo por mis propios medios. Y pudo ser gracias a que encontré en esta mujer guía, en mi querida Mar y su infalible acupuntura y en el padre de mi hijo y compañero de vida el apoyo triangular estable y necesario para poder abrir mi cuerpo y dejar que mi hijo entrase en este mundo a su ritmo. Sin prisa. Y fue un lento y precioso amanecer.
La llegada de mi hijo me hizo saber de una forma nueva. No desde la cabeza, sino desde las entrañas. Saber que, después de creer que todo estaba perdido en la oscuridad de aquellos tres días y aquellas tres noches, sin embargo es posible. Parir, nacer, vivir de otra manera ya no era cuestión de teorías ni de utopías. Era (Es) posible, y lo estábamos escribiendo junt@s, cada día.
Crecer para dar
Enamorada de mi pequeño, me sumergí en un tiempo sin tiempo. Mi cuerpo estuvo disponible para mecerlo y envolverlo tanto como quiso. Me convertí en algo más que yo misma. Más estable. Más generosa. Más consciente de los estados emocionales propios y ajenos. Y más valiente. La maternidad no es coser y cantar, ni el compendio de cursiladas que vende la tele. Pero tampoco tiene por qué ser un sufrimiento para nosotras ni para nuestros hijos. Y si se habita con consciencia, es un poderosísimo espacio para la autotransformación. Sigo, y seguiré cometiendo errores y siendo definitivamente imperfecta, pero no dejo de recibir dones de mi hijo. Todos los días.
Uno de ellos fue la certeza de que quería empezar a dar pasos para cumplir un antiguo deseo. Lo que antes parecía imposible, un sueño loco, podía convertirse en un proyecto real. Y así fue: Con el afán de poder ayudar a otras personas, comencé a formarme con Laura Gutman en su apasionante metodología terapéutica: la Biografía Humana.
La claridad de visión y los recursos emocionales que pude poner a punto y empezar a utilizar en mi vida gracias a este trabajo marcaron la diferencia que me llevó a mirar en mi interior, afrontar los dolores antiguos y empezar a construir algo nuevo más en consonancia con mi verdadero ser. A desenterrar la pasión con que vine al mundo y a ponerla al servicio del bienestar de los demás. La fascinación por la vida que me ha traído este proceso interno da nombre a este espacio de encuentro virtual.